
Son estos días, los que me hacen contradecirme, expresar estos sentimientos agridulces, mientras estoy en clase abriéndome a mi hoja de papel, con la sensación de estar aislada, sola, en un lugar donde no te enseñan a sumar. Este lugar no entiende de sentimientos, pero todo me recuerda a la dulce obsesión, la que no me deja dormir por la noche, ni comer por el día. También hay otros días, en los que aún no te sabes identificar por un color, intentas ser diferente a los demás queriéndote lo inventar, enfrentándote a la burla de los supuestos compañeros, pero definiendo tu estilo acompañado de la forma de ser. Luego hay los terceros días, los cuales la agonía se come tus principios e intentas hacer lo posible por descubrir o experimentar tu futuro, estos días son frustrantes porque lo quieres hacer, y lo quieres hacer ahora, aún sabiendo que luego te arrepentirás, de no haber sido mas niño, y emocionarte por encontrarte con la mirada acompañada de una pequeña sonrisa del niño que tanto deseabas. También tomando esas decisiones insignificantes pero que a la vez son un mundo. Queriendo estar loca y no dando la importancia que se merece. Tomando las decisiones por sorteo.
Y contando los días.
contraluz

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